sábado, enero 20, 2018

Ramón Muñoz Yanes: Verdades incómodas de un mito. Otras versiones de la muerte o ajusticiamiento de Alberto Delgado el agente de la Seguridad del Estado conocido como El hombre de Maisinicú


Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

En una entrevista que hace muchos años el diario Juventud Rebelde le hizo al entonces Teniente Coronel Longino Pérez Díaz, oficial del G-2 que atendió a Alberto Delgado durante cierto tiempo, Longino hizo anécdotas sobre el carácter explosivo, temerario y la poca profesionalidad de Alberto Delgado como agente. Longino habló de como Alberto era burlón e indisciplinado y como tuvo que frenar su indisciplina acudiendo a su pasado militar; habló de como Alberto Delgado quería que le dieran un carnet del G-2 estando en misiones como agente y cómo cuando una vez fue a Trinidad ( pueblo en ese entonces mayoritariamente en contra de la Revolución ) y tuvo una discusión en plena calle con una persona que manejaba un vehículo ( creo que Alberto Delgado iba a caballo) a gritos alardeó, ante muchas personas que estaban viendo y oyendo la discusión, de que él era del G-2. Longino explicó en esa entrevista el arduo y extenso trabajo de ¨profilaxis¨ que tuvo que hacer para que Alberto no quedara descubierto como agente del DSE. La otra persona con la que discutió Alberto Delgado era también oficial de Seguridad del Estado. A los oficiales que atendían a Alberto no les sorprendió su muerte y ya, según ellos testimonian, le habían sugerido a Alberto que no continuara con esa misión, pero él se había negado.
(Mario, un alzado que conoció a Alberto Delgado Delgado y que cumplió 15 años de prisión)

 Estando en Cuba, me enteré en los años 90s por un amigo mio que había atendido a la madre de Maro Borges (Alfredo Amarantes Borges Rodríguez (Maro) en el Hospital Ortopédico Fructuoso Rodríguez, que la madre de ¨Maro¨ le había dicho que Alberto Delgado Delgado y su hijo ¨Maro¨eran como hermanos pues se conocían desde niños.

En el libro Las Reglas del Juego, libro editado y con textos de la Comisión de Historia de los Órganos de la Seguridad del Estado, Dirección Política Central, Ministerio del Interior, por los 30 años de la Seguridad del Estado aparece un documento oficial y secreto con fecha 27 de abril de 1967 donde se dice que Alberto era natural de Caracusey, Bo. Casilda, Trinidad. Aquí les publico una fotocopia de él, aunque la calidad no es buena.

En Miami, en la presentación del libro Escambray: La historia que el totalitarismo trató de sepultar. de la profesora Idolidia Darias en el Instituto de la Memoria Histórica Cubana contra el Totalitarismo, IMHCT, pregunté sobre si era verdad que Alberto Delgado y Maro Borges eran amigos de la infancia y Pedro Corzo me dijo, ¨le voy a dar la palabra a alguien que te podrá contestar esa pregunta mejor que cualquiera de los que estamos en la mesa¨; seguidamente le dio la palabra a Mario, si mal no recuerdo, un señor ya mayor de complexión recia y de mediana estatura y de hablar bajo y sencillo que había cumplido 15 años de prisión por estar alzado en el Escambray. me explicó que Alberto Delgado no sólo traicionó a Maro Borges sino a muchos que eran amigos de él cuando eran muy jóvenes y iban a cortar caña y que él era uno de esos amigos que traicionó Alberto Delgado; terminó diciendo que no sólo Alberto Delgado traicionó a Cuba y a la Causa, sino también a sus amigos de muchos años.


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Tomado de https://www.facebook.com/zoe.valdes

Verdades incómodas de un mito.

Por Ramón Muñoz Yanes.


En 1973 se rueda un filme dirigido por Manuel Pérez, que se estrenaría un año más tarde y que marcaría espacio propio en la cinematografía cubana posterior a 1959. Entre los protagónicos, Sergio Corrieri, Reinaldo Miravalles, Adolfo Llauradó y Raúl Pomares, me refiero al Hombre de Maisinicú.
El filme narra las peripecias y éxitos hasta la muerte, de un agente de la Seguridad del Estado, Alberto Delgado y Delgado. El agente infiltrado entre los alzados del Escambray, fue la pieza esencial para la captura y posterior fusilamiento de dos grandes grupos de alzados, capitaneados por Maro Borges y Julio Emilio Carretero.

En el filme se ocultan detalles interesantes y que han visto la luz, muchos años más tarde. Tras el paso de los años hay preguntas que hacerse de indudable lógica.
1. ¿De dónde era Alberto Delgado y Delgado?
2. ¿Cómo pudo infiltrarse un agente del G-2 entre las filas más altas de los alzados?
3. ¿Cómo sorteó la entrevista con la madre de Tomás San Gil, Benilde Díaz, una mujer con experiencia de años colaborando con la insurrección armada y con el recelo lógico de la clandestinidad, más aún en pleno luto por la reciente muerte de su hijo en combate?

Durante años, se ocultó la procedencia real de Alberto Delgado y Delgado, señalándose que a pesar de haber nacido en las proximidades de Trinidad, se había trasladado desde muy joven a Camagüey. La realidad es otra, pero mostrarla en el filme, haría cambiar la opinión del espectador.

(Alberto Delgado Delgado)

Alberto Delgado y Maro Borges, fueron íntimos amigos de la infancia y la adolescencia. Años más tarde, la propia madre de Maro Borges, dejó constancia verbal a testigos de que su hijo y Alberto Delgado eran como hermanos. Nacido en Caracusey, a unos kilómetros de Trinidad, el posterior agente del G-2 no sólo traiciona al amigo de su infancia, sino a muchos conocidos de su juventud alzados en El Escambray. Este es un punto de inflexión en la historia que explica el motivo principal de la gran confianza depositada en él, por los más altos mando de la guerrilla del Escambray.

El deseo de Alberto de complicar a todos los que conducía a la detención era persistente. Narra Amador Acosta, uno de los sobrevivientes de la guerra campesina, bien documentado en el libro de Enrique G. Encinosa, Escambray La Guerra Olvidada, que camino de la costa la tropa detuvo a un joven y que Alberto insistía que había que ejecutarlo para no dejar testigos, a lo que la tropa se negó de plano, tal era la catadura moral de este individuo.

Tampoco su final fue heroico. A pesar de que Cheíto León había establecido una contraseña secreta, con uno de los miembros de la tropa de Carretero anteriormente capturada, cierto es que la contraseña oficial fue dada por Radio Swan por la propia Seguridad del Estado. Cheíto León podía sospechar, pero no estaba seguro como para ejecutarlo, lo que coincide con testigos de los hechos, que afirman que Alberto Delgado si confesó y que imploró, señalando que se había prestado para la delación tras una detención anterior por conspiración y que no quería morir. Esto apoya la tesis de que la confesión fue decisiva, para su ejecución por la tropa de Cheíto León a la orilla del río Guayrabo próximo a la finca Masinicú, que es el nombre real y no el de Maisinicú usado en el filme.

El balance de la delación de Alberto Delgado y Delgado fue de 18 cubanos condenados a treinta años de prisión y 12 fusilados, entre los que se encontraban varios conocidos suyos.

La historia y la verdad no perdonan, el falso barniz de algunos no soporta el peso de la realidad.
R.Muñoz.
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(Comentario del Bloguista de Baracutey Cubano: en esta foto histórica de una importante reunión de jefes de alzados en las montañas del Escambray  se identifican a: en la fila trasera y al centro con sombrero alón a Osvaldo Ramírez, quien fuera el primer jefe de todo el Escambray; a su lado Evelio Duque, quien moriría en Miami después de muchos años. Al lado de Osvaldo Ramirez y con el fusil levantado se encuentra ¨El Congo Pacheco¨y a su lado el joven Tomás San Gil quien llegaría a ser jefe de todo el Escambray. En la fila delantera y segundo de izquierda a derecha se encuentra Julio Emilio Carretero Escajadillo, uno de los últimos jefes de todos los alzados  del Escambray. La señora es la madre de Tomás San Gil.)


Ubicación de muchos de los grupos de alzados en la antigua provincia de Las Villas y cercanos a sus límites provinciales. Añadido por el Bloguista de Baracutey Cubano.

Fragmento del Capítulo XI EL HOMBRE DE MAISINICU Y LA ETAPA FINAL DEL ESCAMBRAY del libro de Enrique G. Encinosa titulado  Escambray: La Guerra Olvidada

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Amador Acosta, uno de los sobrevivientes de la guerra campesina, era capitán en la guerrilla de Maro en aquel momento. Su versión de lo sucedido es muy diferente a la de la trama en la película castrista.

Acosta nos dijo: «Cerca de Jatibonico nos encontramos con un muchacho, y lo tomamos prisionero. Delgado quería matarlo, para así implicarnos a todos en un asesinato. Nosotros estábamos opuestos pues el muchacho aparentaba estar de nuestra parte. Delgado le empezó a dar cranque a Raúl Morel, el segundo de Maro, para que matara al muchacho. Raúl y su familia habían sufrido mucho, y no había que darle mucha cuerda. Delgado se dió cuenta de este detalle y le insistió a Raúl para que hiciéramos algo con el muchacho. Yo, dirigiéndome a Delgado, le dije: -'Mire, si aquí tenemos que matar a uno o a cien hombres, lo hacemos y se acabó. Pero esto, no es un asunto de usted. No se meta'. Pero Delgado me ignoró, y siguió jodiendo con el asunto. Yo rastrillé el Garand y le apuntándole al pecho, le dije: -'Si lo que tú quieres es ver a un muerto, entonces ponte espejuelos, que el muerto vas a ser tú.- Entonces se calmó y al muchacho lo dejamos que se fuera.»

Al llegar a las cercanías de Morón, Alberto Delgado fue al pueblo a coordinar contactos. Aunque en la película mencionan al Teniente Candelario Rubiel como el alzado que lo acompañó al pueblo, el guerrillero fue realmente Amador Acosta, vestido de civil y armado de una pistola. En la ciudad de Morón, ambos hombres se entrevistaron con Sánchez, el misterioso contacto clandestino de Delgado, quien era en realidad un agente de Seguridad del Estado. Sánchez les prometió un camión para trasladar a los alzados de Morón a Punta Alegre, desde donde serian transportados en el bote de un pescador, a un islote .

El cuatro de febrero de 1964, la guerrilla de Maro Borges fue recogida en un cayo por un barco pintado de blanco, con tripulantes rubios_ que hablaban inglés. Confiados en que estaban a salvo, los guerrilleros comieron emparedados y tomaron las cervezas que estos aparentes tripulantes norteamericanos les ofrecían. Inocentemente, entregaron las armas y se les dijo que bajaran al pañol del barco para recibir un exámen médico. Uno a uno, estos hombres fueron atacados por los agentes de Seguridad del Estado, que se encontraban allí escondidos. El viaje que esperaban concluyera en Miami, sólo los llevó a una celda en Villa Marista donde se encuentran las oficinas de Seguridad del Estado en la Habana.

(Julio Emilio Carretero Escajadillo después de ser capturado sin miedo y totalmente tranquilo pese a saber la pena de muerte que se le aplicaría. Fotos y comentarios del Bloguista de Baracutey Cubano)

Mientras esto sucedía, Delgado, de regreso al Escambray, comenzó a preparar otra trampa, esta vez para el Comandante Julio Emilio Carretero. En los preparativos para su fuga, y como ignoraba la suerte corrida por Maro Borges y su grupo, Carretero acordó que llegando a Miami, le enviaría un mensaje a su Lugarteniente José Cheito León. Carretero se proponía utilizar la onda de Radio Swam, en el programa del periodista Luis Conte Agüero. La clave sería transmitida por tres días consecutivos, garantizándole a Cheito León que la ruta vía-Delgado era segura. Al oir esto, Delgado no se inmutó. El infiltrado sabía que la Seguridad del Estado podía interferir las transmisiónes de Conte Agüero y sobreponer otras transmisiónes con la clave adecuada. Lo que Delgado no sabía, era que uno de los guerrilleros de Carretero había establecido una segunda clave privada entre él y un familiar en Trinidad. La segunda clave, una llamada de teléfono desde Miami, indicaría que la ruta era segura. Ese mensaje teléfonico que nunca llegó seria el principio del fin para Alberto Delgado.

El 9 de marzo de 1964, Carretero cayó en la trampa castrista con catorce de sus hombres y Zoila Aguila, La Niña de Placetas, la única mujer que dirigió una guerrilla en combate.

El balance siniestro de la misión del infiltrado castrista Alberto Delgado y Delgado, conocido como El Hambre de Maisinicú fue el siguiente: más de treinta guerrilleros fueron llevados a juicio en La Habana, dieciocho hombres -entre ellos Amador Acosta, y una mujer, Zoila Aguila Almeida (La Niña de Placetas)-, fueron sentenciados a largas condenas carcelarias, doce hombres incluyendo a los Comandantes Maro Borges y Julio Emilio Carretero, fueron condenados a morir fusilados. En el breve juicio, Maro declaró sus sentimientos hacia el sistema en una forma burda, pero muy clara: «¡Yo me cago en la Revolución y me limpio el culo con Fidel Castro!» dijo el jefe guerrillero.

(Zoila Aguila Almeida (La Niña de Placetas y posteriormente La Niña del Escambray)

El 22 de junio de 1964, en los fosos de la Fortaleza de La Cabaña, doce hombres se encararon al paredón de fusilamiento: Maro Borges, Irenio Borges, Raúl Morel, Macho Jiménez, Andrés Oramas, Toniás García Valle, Julio Emilio Carretero, Cuco Cedeño, Blas Ortega, Valentín Hernández, Manolo Munsó La Guardia y Benito Rodríguez Pedraja. Parados juntos, en la oscuridad de la noche, iluminados por la luz blanca de reflectores, los doce hombres cantaron el Himno Nacional mientras los rifles FAL disparaban, y los plomos destrozaban sus cuerpos.

Mientras tanto, en el Escambray, Cheíto León esperaba el mensaje radial. La primera clave fue dada, pero la segunda clave, la llamada telefónica, la que El Hombre de Maisinicú desconocía, nunca llegó. Che [lo, desconfiado como todo buen alzado, comenzó a tener dudas de Alberto Delgado.

El Comandante José Cheíto León Jiménez, que había asumido el mando de los pocos grupos que aún quedaban en el Escambray, se había ganado sus galones --al igual que todos los otros jefes guerrilleros- por sus méritos. Era un hombre joven, de 26 años, fuerte y afable, Cheíto había sido educado en Trinidad. Estaba trabajando como camionero, cuando decidió alzarse para combatir al comunismo. Él y su hermano Berardo habían reclutado diecinueve hombres de la zona, que se irían con ellos dos. Conscientes de que carecían de armamento y de experiencia militar, los veinte y un hombres se enlistaron en un batallón de milicia. Después de varias semanas de entrenamiento básico, los nuevos reclutas desertaron en abril de 1961 y se alzaron, llevándose con ellos los rifles checos M52. Con tres años de experiencia en el combate, Cheíto León era, a pesar de su juventud, un veterano curtido en docenas de encuentros contra fuerzas siempre superiores.

(José ¨Cheíto¨ León Jiménez)

Con la sospecha escondida en lo más profundo de su pensamiento, Cheíto León se reunió con Alberto Delgado a la orilla de un río próximo a la finca Maisinicu. Delgado, cínicamente había mandado a matar a una res de la finca para festejar el viaje de la gruerrilla a Miami. Cheíto fingiéndole amistad, celebró junto a él, hasta que no pudo contenerse más, confrontó al traidor. En la panfletaria película castrista, Delgado murió valientemente y desafiante. Pero en la realidad -contado por los sobrevivientes- no fue así. Al ser emplazado por Cheito León, Delgado le negó repetidamente ser agente castrista. Después, llorando, declaró que había sido obligado a ayudar a la Seguridad del Estado cuando él había sido descubierto conspirando. En sus últimos momentos le pidió clemencia, aludiendo que él era un padre de familia. Cheíto León ignoró los gritos del traidor, también Carretero era un padre de familia y Delgado los había entregado miserablemente. Alberto Delgado fue ajusticiado. Al día siguiente su cuerpo colgado de una guásima, fue descubierto por campesinos de la zona.

Una vez desenmascarada la infiltración de Delgado, la Seguridad del Estado lanzó una redada, arrestando a toda persona que había tenido contacto con El Hombre de Maisinicú. Dos empleados de la finca -- Varela y Pepe Yoyo----, fueron fusilados, Siripio Hernández, otro empleado fue condenado al presidio político. Dos cuñados de Alberto Delgado, José y Alberto Nodal, recibieron condenas carcelarias por haber estado involucrados en la línea de suministros a los alzados. 
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El autor del último libro proCastrista  publicado en Cuba sobre la vida de Alberto Delgado Delgado, «El hombre de Maisinicú», narra una historia  de  la muerte de Alberto Delgado diferente a la de  la película oficialista El Hombre de Maisinicú y también diferente a la versión  que se encuentra en el libro de Enrique Encinosa.