jueves, marzo 05, 2015

Cuba y España. Una empresa reclamará 3.000 millones de dólares expropiados por Cuba a españoles

Tomado de http://www.abc.es

Una empresa reclamará 3.000 millones de dólares expropiados por Cuba a españoles

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Las negociaciones para restablecer relaciones diplomáticas con Estados Unidos «nos favorece», afirma uno de los responsables de la empresa «1898 Compañía de Recuperaciones Patrimoniales en Cuba  »
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efe
santiago de compostela
Día 03/03/2015


Una firma privada pretende reclamar a Cuba la restitución de bienes expropiados por las autoridades a los españoles que fueron obligados a abandonar el país sin compensación tras llegar al poder el revolucionario Fidel Castro y que podrían sumar unos 3.000 millones de dólares, indicó uno de los responsables de la empresa, Jordi Cabarrocas.

Denominada «1898 Compañía de Recuperaciones Patrimoniales en Cuba», la compañía ya ha logrado hasta el momento captar acuerdos con españoles expropiados o sus herederos para presentar sus peticiones ante las autoridades cubanas para el retorno de un patrimonio valorado en unos 2.000 millones de dólares, de los que 600 corresponden a gallegos.

Según ha expuesto Cabarrocas en una conferencia de prensa celebrada en Santiago, los bienes expropiados corresponden en más del 40% de los casos a viviendas residenciales y el resto a «edificios inherentes a la actividad económica de la familia» o bien fincas ganaderas o agrícolas, principalmente destinadas al cultivo de tabaco, azúcar, café o arroz.


«Creemos que el año próximo podríamos llegar a unos 3.000 millones» de dólares de reclamaciones de bienes del millar de españoles que fueron invitados a abandonar la isla, comentó.
Una contraprestación

La firma incluye la labor de varios abogados, incluido en Galicia la letrada María Andreu, quien subrayó que su intención no es cuestionar la legalidad de las expropiaciones, sino más bien pedir una «contraprestación», es decir «algo que tenga un valor patrimonial que se corresponda» con los bienes sustraídos por el régimen de Castro.

Andreu señaló que «hay familias que no quieren que les paguen sino que les devuelvan lo que les expropiaron» y apuntó que otras pueden identificar los inmuebles de su propiedad porque tienen documentación.

Sin embargo, advirtió de que «las primeras familias que salieron de Cuba no consiguieron sacar nada» en el periodo de 1959 a 1961 porque si llevaban algún documento encima, «el que salía con un papel, no salía».

Eso llevó a que «nadie se atreviera» a salir con documentos de propiedades y no fue hasta años después que los familiares que quedaron atrás o amigos consiguieron aportar pruebas que ahora permiten reclamar la restitución más fácilmente.

La letrada indicó que la reclamación que la firma está recabando es relativa al conjunto de ciudadanos españoles, independientemente de si residen o no en España y de si sus descendientes tienen o no nacionalidad española.

Cabarrocas apuntó que de las 3.000 familias de la «diáspora» de españoles que fueron obligados a abandonar Cuba, «unas mil volvieron a España» y se repartieron a razón de «un tercio entre el norte desde Galicia al País Vasco, Madrid y Cataluña»; otro millar partió a las zonas de Nueva Inglaterra y California, en Estados Unidos; y otras mil más se instalaron en Puerto Rico, la República Dominicana, México, Panamá y Venezuela

Señaló que una décima parte de los reclamantes son los antiguos propietarios del patrimonio que todavía sobreviven, pero indicó que el «proceso de decisión» en el seno de las familias «puede demorar» debido a las dificultades de alcanzar acuerdos.

La firma, que lleva a cabo todos los procedimientos para proceder a la reclamación conjunta de los bienes, ofrece sus servicios a cambio de cobrar el 30 % del valor patrimonial recuperado.
Negociaciones con EE.UU.

El valor de la tasación está calculado en una aproximación en base a zonas equivalentes de la península de Florida «teniendo en cuenta la tipología» de los terrenos y las zonas, y «aplicando una disminución del 60 %» para ajustar el precio a la realidad.

Las negociaciones para restablecer relaciones diplomáticas con Estados Unidos, que incluyen la reclamación de bienes expropiados, «nos favorece», comentó Cabarrocas.

«Estados Unidos está arreglando el camino» y puede «marcar un precedente» ya que «tiene mucha más fuerza que España» para poder lograr la restitución de bienes.

Según cálculos de instituciones privadas, los bienes expropiados por el régimen cubano a los ciudadanos estadounidenses fueron de 1.800 millones de dólares, que al añadirle un interés del 6% anual sumarían actualmente 7.000 millones de dólares.

Eso incluye plantaciones y factorías de azúcar, minas, refinerías de petróleo y diversas instalaciones de empresas como Coca-Cola, Exxon, Texaco o First National Bank de Boston 

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La historia del español al que Fidel robó la casa que disfrutará Willy Toledo

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Castro requisó las viviendas del Country Club, ahora conocido como El Laguito, en las que aloja a Maduro y al actor español.
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Casa de Esteban en el Country Club, ahora El Laguito. en el centro de la imagen puede verse a Esteban | Archivo Familia

Por Luis F. Quintero
2013-05-18

El Laguito, urbanización residencial exclusiva y de lujo que los Castro han reservado para Willy Toledo en el paraíso comunista, antes era conocido como el Country Club. Pero, ¿qué hay detrás de El Laguito?

En la década de los 50 El Laguito era una de las colonias más exclusivas del continente americano. Enormes casas de entre 800 y 1.000 metros cuadrados construidos con diferentes estancias y ambientes y baño en cada una de las habitaciones. El personal de servicio atendía las diferentes alas de cada una de estas viviendas de lujo que, ya en aquellos tiempos, contaban con paneles solares en algunas de ellas.

La mayoría había construido piscinas en los jardines aunque algunos de los propietarios decidieron no hacerlo, ya que el estanque estaba al lado de las casas, como era el caso de la que se encontraba en la Avenida 17-A del residencial de lujo en La Habana. Libertad Digital se ha puesto en contacto con la familia de un antiguo propietario de aquellas exclusivas viviendas.

Esteban Peláez dejó el pequeño pueblo de Villabajo en Asturias y a su familia para viajar a Cuba en busca de una vida mejor. Embarcó a los 14 años en el puerto de Gijón en el vapor Alfonso XIII con destino La Habana. Iba solo y con él llevaba únicamente los papeles de su hermano mayor para poder viajar y 25 pesetas en el bolsillo que era todo el dinero que había en su casa. Ocupó un camarote de tercera de 12 camas junto a otros emigrantes de más edad. En sus memorias, Esteban recordaba el cuidado de los mayores con los pequeños como si fueran sus propios hijos.

Durante años estuvo desempeñando diferentes trabajos casi únicamente a cambio de cobijo. Algunos propietarios de tiendas de ultramarinos contrataban los servicios del joven Esteban a cambio de dejarle dormir en el mostrador por las noches y hacerle un bocadillo.

Al poco de aquello, un anciano propietario, impedido por los achaques de la edad, comenzó a dejar al frente de la tienda a Esteban que se terminó encargando de la gestión de aquel comercio de ultramarinos. Luego vinieron las importaciones de harina de España y la exportación de azúcar de Cuba. Poco a poco, a base de mucho trabajo, fue haciendo fortuna, hasta convertirse en un exitoso empresario que generó actividad y puestos de trabajo.

A finales de los 50, cuando la Revolución castrista triunfó en Cuba, Esteban poseía su casa en el Country Club (ahora, El Laguito), una empresa llamada Molinos Arroceros Camaguey S.A. y otra dedicada a la exportación llamada Peláez Pirez S.A. Import-Export. Tenía otra vivienda en la península de Varadero, en Kawuama, y un bloque de pisos en El Vedado. Además de alguna otra propiedad, tenía en cuentas bancarias unos 20 millones de dólares. En la reproducción que se adjunta, puede apreciarse uno de los anuncios de prensa de su empresa Peláez Pirez S.A., Import-Export.

Cuando Castro se hizo con el poder, sometió las propiedades de Esteban a expropiación forzosa. Prueba de ello es el decreto de nacionalización del año 60 que se adjunta en esta información. Su familia recuerda aquello con pesadumbre. "Se lo robaron a mi abuelo", nos contaba una de sus nietas. La familia de Esteban recuerda que cuando Castro derrocó a Batista, algunos vecinos de El Laguito, colgaron jubilosos carteles en las puertas de sus casas, "¡Fidel, estás en tu casa!", decían incautos. Y Fidel se tomó aquellos carteles al pie de la letra. Se quedó todo el complejo de lujo y las propiedades de estos empresarios.

En Libertad Digital desconocemos si la vivienda que va a ocupar Willy Toledo en El Laguito es exactamente la que Fidel robó a Esteban, pero bien podría serlo, ya que el perfil de los vecinos del antiguo Country Club era muy similar. El caso es que ahora, más de medio siglo después, la familia de Esteban descubre que el actor español, amigo de los Castro, se irá a vivir a una de esas propiedades, y se sienten indignados porque "es como si se metiera en una casa que te robaron".

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«Nos robaron casas, negocios y una vida»

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  •     «Y todavía el Gobierno del Principado viaja a La Habana a rendirle pleitesía a una dictadura comunista», critican
  •     Las familias cuyo patrimonio fue confiscado por la revolución cubana tienen «pocas esperanzas» de recuperarlo
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Por AZAHARA VILLACORTA
OVIEDO.
20 septiembre 2014

Raúl Álvarez Obregón muestra una foto de la boutique La Lucha, que le fue confiscada a su familia en Cuba. La imagen es de diciembre de 1946 y en ella aparecen su madre y su hermano (al fondo), su abuela (tercera por la izquierda) y varios empleados. / JOAQUÍN BILBAO


 Cuando Raúl Álvarez Obregón se embarcó para salir de Cuba en solitario rumbo a Asturias tenía 13 años. Corría marzo de 1961 y en la isla quedaban sus padres: Isel Obregón, hija de emigrantes cántabros nacida en la mayor de las Antillas, y Baldomero Álvarez Cristóbal, natural de Luces (Colunga), desde donde había emigrado en la década de los años veinte del siglo pasado huyendo de «la fame». Pero, a pesar de esos escasos 13 años, a Álvarez Obregón no se le quitan de la cabeza la entrada a la bahía de La Habana y el Castillo del Morro. «Eso fue lo primero que vieron mis ojos».

«Con el triunfo de la revolución y la entrada de Fidel, ya se veía la deriva hacia el comunismo y me mandaron a casa de mi abuelo, en Asturias, mientras que mi hermano Pepe se trasladó a Estados Unidos para estudiar Ingeniería», cuenta Álvarez Obregón, que el año pasado se jubiló con honores como jefe de Cirugía General del gijonés Hospital de Cabueñes.

El niño dejó en la isla a sus padres, que, «como todos, unos más y otros menos, tenían algunas propiedades». En el caso de su familia, La Lucha, «una tienda de ropa de caballero en una céntrica calle habanera, Galiano, donde también estaban los míticos almacenes El Encanto, fundados también por compatriotas. Entre ellos, Ramón Areces, que creó de El Corte Inglés, tío de Isidoro Álvarez. El sector textil estaba en manos de asturianos».

Raúl Álvarez Obregón Cirujano
«Me repatea que todavía haya simpatías hacia un régimen que ha cometido semejantes tropelías»

Malú Gutiérrez Empresaria
«Mi abuelo levantó uno de los mayores almacenes de la isla y nos quedamos sin nada, pero no olvidamos»

Aquella «boutique con seis u ocho empleados» fue confiscada un mal día por los milicianos. «Mi padre me contaba que, de repente, el Gobierno expropió todo el comercio diciendo que pertenecía a la revolución. Se presentaron unos milicianos con fusiles y pistolas al cinto reclamando la combinación de la caja fuerte. Les tuvo que entregar 35 años de trabajo, una situación muy triste», relata.

Así fue como la familia de este cirujano de referencia en la región, afable y buen conversador, vio como, de un plumazo, se quedaban sin nada. Y, al igual que ellos, decenas, cientos. Hasta 3.000 entre 1959 y 1962. La mayoría, asturianos y gallegos.

Treinta y cinco de esas familias de la región acaban de unirse para reclamar lo que era suyo mediante la firma de un contrato con la empresa catalana '1898 Compañía de Recuperaciones Patrimoniales de Cuba', por el que ceden a la sociedad sus derechos si se produjese una negociación con el Gobierno cubano, además de estar dispuestos a entregar el 30% del valor de las propiedades de ultramar que lleguen a recuperarse. Un patrimonio que asciende a 90 millones de euros, según los peritos.

Porque los Álvarez Obregón no solo perdieron su medio de subsistencia y algunas otras propiedades isleñas. También su casa, frente al mar, en las que han sido bautizadas como las playas del Este (en ese momento, Santa María del Mar), a veinte kilómetros de la capital. «Me meto en Google y puedo verla exactamente tal y como estaba entonces, aunque convertida en un centro de acogida del Gobierno cubano. Y lo mismo ocurre con La Lucha», donde nada se vende ya. «Nos robaron casas, negocios y una vida».

El final de esta historia también es una mezcla de «tristeza y cabreo»: «Yo me fui de Cuba en el 61 y mis padres aguantaron un tiempo como pudieron, de mala manera, hasta que salieron de la isla en el 67 sin un céntimo y después de haber sido obligados a firmar un papel por el que cedían todos sus bienes a la revolución. Hicieron un inventario de todo lo que había en casa y tuvieron que entregar hasta un tocadiscos que le habían regalado a una amiga y lo tuvieron que ir a buscar».

Baldomero Álvarez Cristóbal, el padre, «regresó a la aldea, de donde había salido, y allí permaneció un año, hasta que EE UU lo acogió como refugiado cubano. Allí se reunió con su hijo mayor y allí se puso a trabajar con 61 años «en el servicio de limpieza y mantenimiento de un hospital de New Jersey», así que no es de extrañar que Raúl y Pepe sientan rabia cuando piensan, por ejemplo, en el Centro Asturiano de La Habana, «un espléndido edificio modernista construido con el dinero que los currantes asturianos aportaban» y, ahora, en manos del régimen.

«Y todavía, de vez en cuando, el Gobierno asturiano viaja a la isla a rendirle pleitesía a una dictadura comunista que lleva 50 años ahí», lamentan.

El cónsul de Asturias

«Por eso nunca he ido a Cuba», reconoce el cirujano gijonés, que tiene «pocas esperanzas de recuperar nada» y que piensa que «las que lo tienen más fácil son las grandes empresas como Bacardi y el Hotel Hilton, hoy Habana Libre», o las órdenes religiosas, «que perdieron bienes patrimoniales como el Colegio de los Jesuitas de La Habana», porque «son las que tienen dinero para pleitear durante años».

Pero Cuba nunca se olvida, cuenta la empresaria gijonesa María Luisa Gutiérrez, descendiente de otra de las familias expropiadas por Fidel, y nacida en La Habana, adonde viajó su abuelo procedente de Avilés, del que «cuentan que daba trabajo a todos los asturianos que llegaban» y que levantó «uno de los mayores almacenes de la isla». «Lo llamaban el cónsul de Asturias en La Habana», se acuerda. «Casas, fincas... Nos quedamos sin nada. Pero, aunque sea poca, dicen que la esperanza es lo último que se pierde».