lunes, octubre 20, 2014

Luis Cino desde Cuba: Pulpa de libros

Tomado de http://www.circulocinico.com/?p=665

Pulpa de libros

Por  Luis Cino
15 octubre, 2014


Recientemente, una  periodista del NTV se espantó al descubrir  centenares de libros  amontonados  en un almacén de materia prima reciclable, en espera de su turno para ser convertidos en  pulpa.  Y no era para menos la consternación de la periodista: además de decenas de ejemplares del Directorio Telefónico de La Habana de este mismo año, había  libros escolares de varias asignaturas, de economía,  poemarios y novelas, entre ellas, “Crimen y castigo”, de Dostoievsky.

No vaya usted  a pensar mal.  Todavía no han vuelto  a revolucionar la pedagogía, a nadie en las altas esferas le deben molestar los anuncios de los cuentapropistas en las Páginas Amarillas del Directorio Telefónico, ni a Raskolnikov lo  confundieron con un disidente de la era soviética. Nada de eso.  En el reportaje, un funcionario de poca monta, de aspecto lombrosiano, en seca jerga burocrática,   explicaba que dichos libros “ya habían cumplido su ciclo de vida útil”, por lo que serían hechos  pulpa para  hacer nuevos libros.

A juzgar por la actual política editorial y la pobre oferta existente en la mayoría de las librerías, compuesta casi toda por burda politiquería castro-chavista,  puede imaginarse  el tipo de libros que harán con esa pulpa.   Después que duerman unos años, amontonados entre el polvo de los anaqueles, sin que alguien les eche siquiera una ojeada,  los volverán a recoger y a convertir en pulpa, y así ad infinitum…

Sucede que en la sociedad cubana se ha impuesto la insensibilidad, la incultura, la mentalidad de bodegueros… La mayoría de los cubanos leen poco, porque leer un buen libro también se ha vuelto un lujo.

 Unos en  busca de qué cocinar, y otros buscando la forma de llenarse los bolsillos, a muy pocos les duele si hacen pulpa a Dostoievsky o a Proust,  algunas de cuyas obras también son de las que duermen el sueño eterno en las mesas y los estantes de las librerías.

La barbarie anti-literaria que mostró el NTV no es un fenómeno nuevo.

Pastores de iglesias evangélicas independientes  han denunciado la quema de Biblias y otros libros religiosos decomisados.  

En los años 60 y 70 –y no dudo que también en años posteriores - fueron recogidas y destruidas  tiradas enteras de libros que luego de publicados, los comisarios culturales  consideraron que eran ideológicamente nocivos.

La lista sería larga: Así en la paz como en la guerra, de Guillermo Cabrera Infante; Fuera del juego, de Heberto Padilla; Los Siete contra Tebas, de Antón Arrufat;  Condenados de Condado, de Norberto Fuentes; el poemario Lenguaje de mudos, de Delfín Prats; Pasos sobre la hierba, de Eduardo Heras León, y hasta el mismísimo Paradiso, de Lezama, por aquel capítulo que revolvía la moralina homofóbica de los comisarios.

Allá por 1988, cuando trabajaba en la Empresa Provincial de Demoliciones, fui enviado a demoler una nave-almacén en desuso que estaba en la Vía Blanca, en el límite entre El Cerro y Santos Suárez. Allí, entre los escombros y la herrumbre, descubrí varios números  de la revista literaria mexicana “El corno emplumado” y decenas de ejemplares de “Fuera del juego”, y  de “Los Siete contra Tebas”, con aquel infame y ridículo prólogo-coletilla de los comisarios en que protestaban por los premios concedidos a dichos “libros contrarrevolucionarios” en un concurso de la UNEAC en 1968.  Todos estaban rasgados al medio y a algunos les faltaban  páginas. Parece que a los mata-libros se les olvidó recogerlos en aquel cochambroso almacén y allí permanecieron durante casi 20 años.

Conseguí llevarme algunos ejemplares. Los distribuí entre varios amigos. La que más los agradeció fue mi buena amiga la poetisa Alicia Elena Montes de Oca, ya por entonces disidente y hoy en el exilio. Aun recuerdo cuánto disfrutamos la lectura de los proscritos poemas de Padilla,   sentados en su estera de bambú vietnamita, mientras bebíamos té ruso y alternábamos los poemas con discos de los Beatles, Serrat y Vivaldi.

Desgraciadamente, el ejemplar que guardé para mí lo presté y nunca me lo devolvieron. Ojala todavía exista.

Recordé  todo esto a propósito del reportaje de la consternada periodista del NTV.
luicino2012@gmail.com
Publicado en Cubanet.