sábado, enero 25, 2014

Luis Cino Álvarez desde Cuba: Rodolfo quiere regresar a Angola. Cuando el soldado regresó a Cuba, a finales de los 80, dijo que nunca más querría saber de ese país



Rodolfo quiere regresar a Angola
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Cuando el soldado regresó a Cuba, a finales de los 80, dijo que nunca más querría saber de ese país
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Por Luis Cino Álvarez


enero 19, 2014 |

LA HABANA, Cuba, enero, www.cubanet.org -Cuando Rodolfo regresó a Cuba, a finales de los 80, dijo que nunca más querría saber de Angola. Se propuso olvidar el frío de las noches en la selva, el temor de que la gente de la Unita emboscara la caravana, la explosión de las minas, el silbar de las balas, los compañeros muertos. Fue difícil, pero casi lo logró.  Sin embargo,  25 años después, Rodolfo sueña con regresar a Angola.

Ha escuchado que  Angola ha firmado convenios de cooperación con Cuba, que   buscan fuerza de trabajo y pagan bien. Le han contado que ya aquello no es como antes, que a algunos cubanos que les ha ido bien, hasta se han casado, y dicen que si vuelven a Cuba será solo de visita.

Rodolfo tenía 19 años cuando lo enviaron a la guerra. No tuvo opciones: cumplía el servicio militar obligatorio. Le fue bastante mal, pero pasó la prueba. Cuando se es joven, el tiempo pasa rápido y no se piensa mucho. Por suerte, volvió vivo y entero. En casa, olvidaron pronto que era un héroe y todo siguió igual. O peor, cuando llegó el Periodo Especial.

Hoy, Rodolfo es oficial de artillería de la reserva y trabaja en una fábrica. Tiene 48 años, cuatro hijos, una casa demasiado pequeña, que hizo a retazos, y un salario que no le alcanza ni para dos semanas.

Por todas esas razones, y otras más, cuando supo que estaban buscando hombres dispuestos a ir a trabajar a Angola,  corrió al  comité militar de su municipio.

Encontró allí una larga fila de hombres. Varias veces salió un oficial a advertir que sólo se admitían a los que hubieran cumplido misiones internacionalistas en África.

Mueren cubanos en AngolaCuando  entrevistaron a Rodolfo, le dieron pocos detalles. Sólo le dijeron que buscaban trabajadores de la construcción para trabajar en Cabinda. No le dijeron cuanto pagaban. En la cola, unos decían que 300 dólares mensuales. Otros afirmaban que 60.

Rodolfo llenó  las planillas. Cree cumplir todos los requisitos. Solo le queda  esperar que lo llamen. Le da lo mismo si lo envían a Cabinda que a Cunene. Considera que es la oportunidad de ganar dinero y mejorar su vida y la de sus hijos. Sueña con todo lo que comprará en Angola y con el dinero que traerá para Cuba. Quizás alcance hasta para construir otra habitación en la azotea.

No hace caso al aguafiestas de su cuñado, siempre tan ácido y pesimista, que le dice  que el gobierno cubano se quedará con la tajada mayor y le pagará una limosna,  que es un abuso, que “va a tener que hacer el trabajo de esclavos que no aceptan los angolanos por tan poco dinero”.

Rodolfo tiene muchas necesidades que cubrir y no le teme al trabajo. A lo que le tiene miedo es a la cárcel. Teme caer preso  por robar en la fábrica. Y tiene que hacerlo casi a diario para buscar unos pesos más con que alimentar a sus hijos.

Lleva más de un año esperando que lo llamen, pero no se da por vencido.   Cuando  habla de Angola, es como si ya no se tratara de aquel país donde peleó en una guerra de la que guarda los peores recuerdos, sino de la tierra de promisión.

luicino2012@gmail.com